sábado, 22 de diciembre de 2007

HOMENAJE

Leonora Carrington, la Única Leyenda Viviente del Surrealismo

Juan Carlos Martínez Nava

Una de las entrevistas que más me han llamado la atención fue la de la única sobrevierte del movimiento surrealista, Leonora Carrington, quien se encontraba delicadas de salud y que dio inicio por un fuerte dolor estomacal, que la obligó solicitar de emergencia la presencia de su médico de cabecera, serie de entrevistas publicas en EXCELSIOR, “El Periódico de la vida nacional” y otra en DIARIO IMAGEN, que poco a poco iremos recapitulando.

En una de las visitas en el domicilio de la artista plástica universal, nacida el 6 de abril de 1917 en el pueblo de Chorley, en Lancashire, Inglaterra, nacionalizada mexicana, durante una charla que duró escasamente una hora, ya que, en el transcurso de esos instantes solicitó la presencia del médico por de urgencia por causa de un fuerte dolor en el estómago.

En una de las colonias más hermosas de la ciudad de México, La Roma, lugar donde se encuentra el hogar de la afamada pintura, en esos momentos al lado de su esposo, comenzamos a recordar algunos pasajes de su vida artística, social y cultural: como recordaremos en 1937 conoció a Max Ernst en París, con quien conoce el surrealismo, aspa como a los más grandes figuras del arte: Joan Miró y André Breton, Deux Magots, Pablo Picasso y Salvador Dalí.

─ Sí, los conocí a todos, –dijo-

La maestra Leonora Carrington, una figura intelectual e imponente en el arte, ataviada de pantalón y blusa blanca, acompañados de bordados, flores, al llegar a su domicilio la cuestioné sobre su estado de salud a lo que contestó que bien por el momento, pasa Juan Carlos y toma asiento, aunque aclaró “tengo un pequeño dolor en el estomago la ucal espero pase pronto”.

Acompañado de una bella planta: “Imperio violeta”, como regalo, que fui a comprar al mercado Juárez, le comenté que era una de las más hermosas. -Si, es bella, muchas gracias-, comentó, la tomó y la puso al centro de la mesa de madera de su comedor.

─ ¿En qué te puedo servir Juan Carlos?
─ Me gustaría mucho que me diera una pequeña entrevista sobre el panorama cultural de México, y por otra parte, traigo algunas de sus obras publicadas para que me haga favor de firmarla o más bien autografiarlos para sus más ferviente lectores y admiradores.

─ ¡Esta bien, comienza!
─ Si, maestra Leonora, primero me gustaría saber sí va a salir de viaje en estas vacaciones?
─ No, no puedo, ya que mi esposo (Emerico “Chiki” Weisz) se encuentra en cama enfermo, está muy delicado de salud, no puede caminar, prefiero estar con él para cuidarlo. (Cabe mencionar que quien iba imaginar que a los pocos días de saludarlo falleciera, esto fue a principios de año 2007, todavía esta muy grabado y presente que caminaba apoyándose de su andadera)

─ ¿Se siente bien maestra, le pregunté?
─ Creo que ha comenzado el dolor nuevamente, dame un momento, trataré de seguir y contestarte lo que más pueda.

De pronto, la leyenda viva del surrealismo, grita: Gabriela, Gabriela, llama al médico que ahora sí me siento mal, de emergencia por favor.

─ Te pido que continúes con la entrevista, Juan Carlos por favor.
─ ¿Pero, maestra creo que no es conveniente, regresaré otro día, no se encuentra bien?
─ No, por favor vamos continuar, ya pasará.

De pronto suena el teléfono, era el doctor, ella le pide que venga urgentemente a su casa, porque no se sentía bien, además que se encontraba en una entrevista muy importante, posteriormente colgó el auricular.

─ Discúlpame Juan Carlos, me siento cada vez más mal. ¿Dime en qué nos quedamos?
─ Me estaba contado sobre la vida de Edward James?

─ Sí, fue un gran poeta surrealista y un gran amigo, fue quien me invitó para realizar el mayor monumento al aire libre dedicado al surrealismo, trabajos que se realizó en Las Pozas de Xilitla, San Luis Potosí, donde no sólo hay obras mías sino de Escher, Giovanni Battista Piranesi, Remedios Varo, entre otros.

─ No puedo continuar, será en ocasión maestra que la visite especialmente para ver como sigue, esperando que se mejore pronto para que nos tomemos un rico té.

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