Homero Bazán
Todo en la vida transcurre sin variantes, hasta que uno se enfrenta al luto por una pérdida, opina el director Thomas de Thier. Es en ese trance, en medio de ese limbo desconcertante, afirmó, que muchas veces el ser humano se encuentra con su verdadero rostro, hasta entonces oculto entre la argamasa de la cotidianeidad y los sinsabores superficiales.
Entrevistado desde México, vía telefónica a Francia, el cineasta belga afirmó que este repentino salto a la fama por su alabada ópera prima Des plumes dans la tete (2003) traducido en México como La pérdida, resulta divertido, sobre todo por la súbita atención de la que no es objeto, según confesó, desde su cumpleaños número 10. “Mi teléfono, antes casi muerto, comenzó a sonar hasta 50 veces por día. Lo más importante es que esta historia haya tocado el corazón de las personas en distintos continentes”.
La pérdida se presenta hasta el 15 de agosto en la sala 2 de la Cineteca Nacional. La trama del filme gira en torno a una madre cuyo hijo, inspirado por el vuelo migratorio de las aves, decide imitarlas y desaparece en una región rupestre de Francia. El pequeño nunca regresa. En la historia, el director construye la trama en torno a las diversas etapas de duelo por el que transita su madre, quien cruza por la evasión y trata de hacer existir al niño a costa de seguir su rutina de antaño.
De Thier se manifestó en contra de las reacciones tradicionales dentro de la composición dramática. En este sentido, afirmó, la apuesta más lógica habría sido una progresiva destrucción del personaje que vive el duelo, con muchas escenas de cliché cinematográfico donde su llanto se escuchara por las llanuras y los pastizales franceses.
“El personaje de Blanche se antoja a momentos shakesperiano en muchas de sus reacciones alejadas del duelo tradicional. Para mí una de las escenas claves es la del funeral o reunión de pésame. No hay un cuerpo, la comunidad se reúne en torno a una madre que acaba de perder a su hijo, pero sorprendentemente ella se muestra serena y hasta sonriente. Para ella su hijo no ha muerto aún, sigue existiendo. En cierta forma la película cuestiona hasta que punto puede desaparecer alguien que ha partido si no se le olvida”.
Con experiencia anterior en la realización de documentales, Thomas de Thier afirmó que el manejo del tiempo en la película guarda a nivel subconsciente un vínculo con el género que desarrolló por muchos años.
“Me gusta retratar la cotidianeidad. Hay mucha riqueza en las escenas de familia, de comunidad, de la relación entre dos padres con su hijo. Creo que la composición dramática debe ser algo muy sutil. La intimidad que crea el cine y la amplificación de cada detalle son un lenguaje muy poderoso que no debe usarse para la mera exaltación”.
El director anunció en exclusiva que se encuentra finalizando la postproducción de su más reciente filme, que tiene como título provisional Déluge, y que se realizó con el apoyo del célebre productor francés Jacques-Henri Bronckart, conocido por respaldar más de una decena de filmes reconocidos en Cannes y en otros festivales de gran renombre en Europa.
Enemigo de la tendencia del cine hollywoodense a encasillar a realizadores bajo una sola línea temática, De Thier afirmó que esta nueva producción será muy diferente a La pérdida. “Es una historia donde también se tejen vínculos humanos…, aunque ¿en qué película no?”, afirmó con humor el director, quien celebró que su cinta se proyecte actualmente en México, país, dijo, con una cinematografía que en los años recientes ha sorprendido y ha tomado por asalto a los cineastas del mundo.
Entrevistado desde México, vía telefónica a Francia, el cineasta belga afirmó que este repentino salto a la fama por su alabada ópera prima Des plumes dans la tete (2003) traducido en México como La pérdida, resulta divertido, sobre todo por la súbita atención de la que no es objeto, según confesó, desde su cumpleaños número 10. “Mi teléfono, antes casi muerto, comenzó a sonar hasta 50 veces por día. Lo más importante es que esta historia haya tocado el corazón de las personas en distintos continentes”.
La pérdida se presenta hasta el 15 de agosto en la sala 2 de la Cineteca Nacional. La trama del filme gira en torno a una madre cuyo hijo, inspirado por el vuelo migratorio de las aves, decide imitarlas y desaparece en una región rupestre de Francia. El pequeño nunca regresa. En la historia, el director construye la trama en torno a las diversas etapas de duelo por el que transita su madre, quien cruza por la evasión y trata de hacer existir al niño a costa de seguir su rutina de antaño.
De Thier se manifestó en contra de las reacciones tradicionales dentro de la composición dramática. En este sentido, afirmó, la apuesta más lógica habría sido una progresiva destrucción del personaje que vive el duelo, con muchas escenas de cliché cinematográfico donde su llanto se escuchara por las llanuras y los pastizales franceses.
“El personaje de Blanche se antoja a momentos shakesperiano en muchas de sus reacciones alejadas del duelo tradicional. Para mí una de las escenas claves es la del funeral o reunión de pésame. No hay un cuerpo, la comunidad se reúne en torno a una madre que acaba de perder a su hijo, pero sorprendentemente ella se muestra serena y hasta sonriente. Para ella su hijo no ha muerto aún, sigue existiendo. En cierta forma la película cuestiona hasta que punto puede desaparecer alguien que ha partido si no se le olvida”.
Con experiencia anterior en la realización de documentales, Thomas de Thier afirmó que el manejo del tiempo en la película guarda a nivel subconsciente un vínculo con el género que desarrolló por muchos años.
“Me gusta retratar la cotidianeidad. Hay mucha riqueza en las escenas de familia, de comunidad, de la relación entre dos padres con su hijo. Creo que la composición dramática debe ser algo muy sutil. La intimidad que crea el cine y la amplificación de cada detalle son un lenguaje muy poderoso que no debe usarse para la mera exaltación”.
El director anunció en exclusiva que se encuentra finalizando la postproducción de su más reciente filme, que tiene como título provisional Déluge, y que se realizó con el apoyo del célebre productor francés Jacques-Henri Bronckart, conocido por respaldar más de una decena de filmes reconocidos en Cannes y en otros festivales de gran renombre en Europa.
Enemigo de la tendencia del cine hollywoodense a encasillar a realizadores bajo una sola línea temática, De Thier afirmó que esta nueva producción será muy diferente a La pérdida. “Es una historia donde también se tejen vínculos humanos…, aunque ¿en qué película no?”, afirmó con humor el director, quien celebró que su cinta se proyecte actualmente en México, país, dijo, con una cinematografía que en los años recientes ha sorprendido y ha tomado por asalto a los cineastas del mundo.
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